sábado, 28 de marzo de 2009

Bangkok, Tailandia: la capiital más caliente del mundo

El 21 de enero llegamos a Tailandia. Era mi lugar soñado. Siempre quise ir de luna de miel a Tailandia, pero por ahora fui sin novio. Quién quita un quite y me lo encontraba divagando por las calles de Bangkok o por Khao san road...

Aquí sólo hay dos opciones de clima: caliente, o muy caliente. Sencillo. 32ºC es el promedio. Para mi gusto, Bangkok no es bonito, todo está como encima de todo, durante todo el día parece que el tráfico está en hora pico, y la gente es incontable. Hay edificios, pero nada impresionante, y también comida en la calle.
Aquí tienen maneras curiosas de transporte. El mejor medio para movilizarse es en Tuk-tuk, que son rápidos y baratos. Tuk-tuk son taxis de tres llantas, completamente abierto, que trabajan con batería, como las de los carros normales... Hay que agarrarse de donde uno pueda, porque en las curvas es peligroso salir volando del carrillo ese jaja!
Además, tienen el metro que es bastante normal, los taxis que son de colores: rosados, morados, celestes... los buses que son un llamado al mareo de tanta gente que se sube. Y hubo dos medios de transporte que me parecieron bastante curiosos: los taxi-busetas y los moto-taxis (valga decir que estos son nombres que yo me inventé). Los primeros son busetas como de 15 personas que van parando para recoger gente y es bastante económico. Lo de las motos fue interesante. Están unos señores en motos, uniformados de forma que al principio parece que son policias. Le pagás casi nada y te llevan a donde sea. Las mujeres generalmente se sientan de lado, pero yo no, yo me senté con una pierna a cada lado. ¡Hay que esforzarse demasiado para mantener el equilibrio si uno se sienta de lado!

Khaosan Road es punto y aparte. Es la famosa calle de los backpackers en el centro de Bangkok. Hay gente de cualquier rincón del mundo, bares, discotecas, comida y más comida, ropa, souvenirs... E inluso un puestito donde te hacen la identificación que querás: de estudiante, licencia de conducir, carné de prensa... lo que sea! Y los tatuajes de hena. Yo me hicé uno con mi nombre chino 兰花 [lánhuā]... Desapareció una semana después, pero por lo menos tuve mi tatuaje. Cuando le conté a mi mamá no le dije que era temporal y casi le da un ataque jeje!
Aquí conocés gente de todo lugar. Conocí un modelo italiano (o bueno, al menos me mostró unas fotos y de verdad parecía modelo). Tenía unos ojos bellísimos, de esos con mirada profunda, ¡ay!... Y me ofreció irme para Italia con él con tal de que me hiciese su novia jajaja! Palabras y más palabras. Al rato ni era modelo...

Penang, Malasia: Riqueza cultural...

La siguiente parada fue Penang, al norte de Malasia. ¡Qué andada en bus desde Kuala Lumpur!
Y pregunta: ¿dónde estaba ubicado nuestro hostel esta vez? Si pensaste que en China town, respuesta correcta jaja! Mis compañeros de viaje eran tres chinos y un español que de tanto vivir en Asia ya es igual que ellos. Entonces, qué me esperaba más que tener que dormir en el barrio chino en Georgetown.

Penang es considerada una de las regiones con más riqueza cultural de todo Malasia. Acá se encuentran templos y altares de todas las religiones y para todos los dioses, con diseños y arquitecturas variadísimas: budistas, hindúes, musulmanes, católicos y cristianos, y un montón que no supe a quien estaban dedicados... Para todos hay.
Visitamos el segundo templo budista más grande de Malasia. Tiene influencia arquitectónica malaya, tailandesa y china. Es colorido por donde uno lo vea, con pagodas altísimas y muchos elementos rojos con dorado, caractrísticos de China.
Fue la primera vez que vi un buda en tamaño real. El interior del templo era muy elegante, muy dorado, que se nota que le invierten plata para mantenerlo así. No soy fan de buda, pero el templo era bien bonito. Estaban los dorados budas gigantes al frente con incontables candelas, y un banquito para que la gente se arrodille a adorar. Las paredes tienen incrustados budas pequeños, todos doradísimos! En este lugar para donde mirés, hay un buda viéndote.
Y por supuesto, antes de entrar hay que quitarse los zapatos. Me da cólera, me obligan dejar los zapatos en la puerta, y no es que esté limpio el piso! ¿Entonces cuál es el punto? Sí, respeto, respeto.

¡En la calle de salida, camino hacia Penang Hill encontré una iglesia cristiana! ¡Fue como sentirme en casa!
Penang Hill es una montaña donde hay... sí, más templos. Es curioso porque en la cima hay un templo hindú, una mezquita y más budas. Todos conviven en armonía jaja! Chiste malo.
Para llegar a la cima tuvimos que embutirnos en un tren todo malucho, que no sé cómo no se cayó porque iba casi en perpendicular. Y después de sudar todo el día, en ese trencillo nadie olía a flores. Este es el momento en el que uno valora el aire y el perfume. ¡Qué experiencia! Pero valió porque desde arriba la vista de la ciudad era increíble.

Eso sí, me quedé con las ganas de ir a MI iglesia.

Un paseo por Kuala Lumpur, Malasia

Después de sobrevivir a 5ºC en Guilin, aterrizamos el 12 de enero en Kuala Lumpur Malasia. Quitarse los excesos de ropa que llevábamos fue inminente! No estoy muy segura, pero me creo que por lo menos la temperatura era alrededor de 28º! Y fue la primera vez que bajé del avión por unas escaleras hasta la pista. En este aeropuerto no tenían mangas como es usual.

Lo que más me emocionaba era ver las Petronas, orgullo nacional. Cuando uno quiere comprar un souvenir, las Petronas son el regalo perfecto.
Como si no fuera suficiente vivir en el sur de China, nos quedamos en un hostel en China town, Backpackers Inn. Era tan barato que nuestro paísaje en la ventana era la Calle Petaling, donde cada noche se remoza uno de los mercados chinos más famosos. Se puede encontrar desde imitaciones de lentes Rayban, Channel No.5 o Carolina Herrera, hasta el souvenir para la familia. ¡Hay de todo! Y no me puedo olvidar de los vendedores que literalmente atacan a los turistas ofreciéndoles masajes: "Beauty, beauty, massage! Oil massage, fish massage..." ¡Sí, masaje de pescado! No quiero saber cuál puede ser la fragancia después:)
Estar ahí era como estar en casa. Cocinas improvisadas en la calle, las mesas estobando el paso en las aceras, y éstas tan llenas de grasa por la cocinada, que se puede casi patinar en ellas... China. Ese olor a grasa en el aire sólo en China...
La ciudad, ya fuera de China town es impresionante. Por donde uno vaya es obligatorio mirar hacia el cielo, los edificios son bellos por donde uno los mira. De verdad creo que acá el que no logre tomar una buena foto, mejor que se dedique a la danza como dice un amigo mío.
Si uno quiere conocer los principales sitios de la ciudad, es necesario tomar un Hop On- Hop off bus. El toque es así: el bus va dando vueltas por la ciudad. A lo largo del recorrido hay como 30 paradas. En cualquiera uno se puede quedar y cada 20 minutos el bus pasa de nuevo... Y así sigue, se sube, se baja, se queda, se va... 24 horas de este jueguito por tan sólo 3500colones. Nada mal creo.
El Palacio Nacional, la Mezquita Nacional, el Teatro de las Artes, la Iglesia de Santa María, el jardín de Orquídeas, el Mariposario, el Lago Nacional y el KLCC, que es el centro comercial donde están las Petronas... para mí esas son las paradas que más me gustaron... Pero para gustos, colores.

Además, no puedo olvidar mi impresión al ver el Mall que dentro alberga un Parque Temático... ¡Sí, así, un Parque Temático! ¡Fue impresionante ver una montaña rusa en un Mall! El Square Center en Kuala Lumpur. Es un edificio como de 10 pisos, más el underground... Wow! Yo sinceramente no podía decir nada, osea, es como tener el Parque de Diversiones dentro de Terramall... ¡Increíble!

Esto fue mi primer semana de mochileada... Y la comida de Malasia: ¡genial! Comí pollo de verdad, una pechuga. En China es imposible que en un restaurante vendan un pechuga...
¡Malasia es un éxito!