domingo, 9 de noviembre de 2008

El arte del regateo

Ok, es sencillo. Estamos en el lado del mundo de las fábricas, donde se supone que todo es más barato. Llegás al chinamito donde esa china curtida, de ojos diminutos y cabello lacio grita algunos hechizos que ni idea de lo que significan. Sólo querés comprar esa camisa, pero la doñita dice "yi bai kuai" (100 yuanes, equivalente a US$15). El precio te parece caro, entonces comienza el arte del regateo. Hacerlo no es fácil; está la barrera de este bendito idioma que parece una canción desentonada, y a veces enojona, y que si te ven extranjero asumen que cargás dinero.
Entonces, ¿cómo hacer para lograr un buen precio? He aquí algunas técnicas.

1. Nunca decir el precio primero. La clave es dejar que el/la negociante de el primer precio. Siempre van a decir una cifra elevada. En ese momento bajás el precio a la mitad por ejemplo, para que el/la vendedor@ te de un precio racional.
2. No parecer ansioso. Si el/vendedor@ percibe que de verdad querés el artículo, probablemente no baje mucho el precio porque sabe que de todas maneras lo vas a comprar.
3. Continuá firme con tu oferta. Hacé como que no querés comprar el artículo. Los movimientos corporales de negación como mover la cabeza, las manos o hacer el intento de irte presionará la situación para que bajen más el precio.
4. No sonreír. Hacerle creer al negociante que aunque no estás satisfech@ con el precio final, siempre te lo vas a llevar.

¡Y vuolá! Llevás algo barato, no puedo asegurar que de buena calidad porque es China, pero barato al fin.

¡Suerte!

sábado, 8 de noviembre de 2008

Mi primer incendio en China... nada agradable

"There's fire outside!" Gritos, chiquitas corrían en pijamas por los pasillos, con los pelos desordenados porque ya eran las 10:30 de la noche, todas estábamos listas para dormir, así que el glamour se quedó para otra ocasión cuando la seguridad personal no estuviese en riesgo. Mi amiga peruana con su laptop, pasaporte y el libro de chino corrió escaleras abajo hasta llegar al front desk enfundada en cómodas pijamas.
En el piso 6, dormitorio 626, asomaba unas llamas, que los encargados trataban de apagar aunque llegaron un poco tarde. Había humo por todos lados, y sentía que se me cerraban las vías respiratorias. Tomé las cosas importantes en un bolso, me cambié la ropa y salí preparada para correr si era el caso. Unos 15 minutos después ya el fuego estaba controlado y la puerta de esa habitación estaba chamuzcada por las llamas que la consumieron. El olor: como a aparatos eléctricos quemados.

Aparente causa de fuego: unas velas encendidas. Las nenas del cuarto no tenían dinero para pagar la electricidad y usaron velas. Mi pregunta es: ¿por qué tenemos que pagar electricidad si se supone que la beca incluye todos los gastos?
Resultados: un dormitorio quemado, el ambiente contaminado y un montón de gente desvelada.
Asuntos grotescos: algunos personajes indeseables tomaron fotos de la escena (¿qué persona desagradable toma fotos en un momento así?) y otros tranquilamente usando el elevador conociendo del peligro que eso significaba.
Reflexión: ¿qué pasaría si un incendio se diera en la madrugada? No tenemos un plan de emergencia, y si por la víspera se saca el día, de fijo nos quemamos porque el edificio no es tan seguro, sufriríamos ataques de pánico, no hay detectores de humo en buenas condiciones y los chinos son por naturaleza complicados, probablemente le tendrían que preguntar al decano si tenemos la autorización para despejar. Acá nadie está seguro con las órdenes y las funciones que tienen.

Mi propia reflexión: ¡Qué Dios nos proteja, y salimos corriendo!

Olor a Guilin

¿Qué es olor a Guilin? Descomposición de la palabra: Gui= árbol de la región; lin= bosque. Tomando en cuenta esto, mi ciudad se llama bosque de gui. Y no están equivocados.
Cuando llegué acá mi profe de Hanzi (escritura china) nos explicó en su escaso inglés, el significado de la palabra y dijo que olía a Guilin. Nadie entendió bien a qué se refería, simplemente creímos que era otra de esas cosas que chinos complicados dicen.

Inició noviembre, sinónimo de lluvia y frío en este rincón del universo. Y empezó a oler distinto. Todo cambió. Ya no se percibe la mezcla del olor a gente sudada sin desodorante que amortigüe, huevos cocinados en la calle y basura... Ahora huele a flores. Es un aroma fresco, con toques de manzanilla y tierra mojada... es el campo y ¡dan ganas de respirar! Las flores diminutas caen de los árboles y crean una alfombra amarilla en las calles. Estamos en Guilin.

sábado, 1 de noviembre de 2008

¿Quién lo diría? Fui modelo en China


El lugar de la presentación estaba repleto. Por un extremo de la cortina que hacía las veces de pared divisoria entre escenario y backstage, asomé mi cabeza para asustarme todavía más: ¡no había una sola silla vacía! Cinco minutos antes de salir al escenario olvidé los tres pasos de salsa que practiqué para mi performance y traté de respirar lento. Todo era inútil, estaba que me moría del susto. Durante todo el día no pude comer, pero mi estómago estaba anestesiado por la adrenalina, y el chicle sin sabor que tiré el segundo antes de poner el pie en la alfombra roja era suficiente por el momento. Esta noche somos estrellas, somos modelos en China.

La Universidad de Guangxi realiza todos los años un desfile de modas/performance todos los años con los estudiantes extranjeros. Es un certamen real al cual asiste toda la ciudad y estudiantes de la U. Es un gran acontecimiento en Guilin. El premio era de 500 yuanes (unos US$75). Todo estaba preparado para que ese jueves a las 7 de la noche arrancase el evento.
Era un escenario forrado de tela roja, una pasarela que rodeaba un gran árbol y las sillas de los espectadores a ambos lados.

Mi equipo eran mis amigos Claudia de Perú y Alex de Estados Unidos. El plan era muy latino: primero la pasarela y luego dos minutos de salsa de la verdadera: Hechicera de Óscar de León. La presentación era sencilla pero inteligente: las dos nenas salen con sus ropas poco agraciadas, el chavalo modela y las ignora. Ellas deciden hacer un "extreme makeover" y conquistarlo con el baile.

Olvidé traer de Costa Rica mi traje de tica linda, así que compré una sábana e hice mi disfraz con lo que encontré; no era muy costarricense que digamos, pero la gente quiso fotografiarse con nosotras. El outfit completo: la sabana como falda, un poncho como blusa, tacones altos y dos trenzas. Por dentro mi vestido de baile y mallas negras.

Nos asignaron el número cuatro. Dijeron en mandarín Perú, EEUU y Costa Rica y salimos al escenario. Las luces me cegaron por un segundo y los flashes de las cámaras se veían como pequeñas estrellitas parpadeantes en una multitud. Las cámaras de video me pusieron más nerviosa: ¡estábamos en la TV provincial! Al menos unos 10 millones de personas nos verían... Una corriente de emoción me recorrió el cuerpo, y la diva que llevo dentro apareció en escena.
La canción lenta marcaba nuestra pasarela. Primero Alex hacía modeló y la gente gritaba y tomaba fotos o videos. Mientras tanto yo trataba de posar y sonreír a las cámaras transformando el susto en auto confianza, o al menos disimular la tembladera que tenía.
Era nuestro turno. Como si fuera arte conocido bajé la gradita que separaba el escenario de la pasarela y dejé de sentir nervios. Desaparecieron y me sentía única, el centro de atención... Suena a cliché, pero ese momento era mío. No habían inseguridades. Gente que dos segundos antes no sabían de mi existencia gritaban. Sentía la fuerza en cada paso que di con esos tacones inestables, en esa pasarela que traqueaba insegura con cada movimiento.

Al llegar a frente a los jueces nos quitamos las sábanas, las trenzas y los ponchos. La música estalló, ¡el publico enloqueció! Tomaban fotografías, gritos, hurras y porras hacían el momento más intenso. El juez chino, de bigote delgado y cabello largo sonreía complacido y asentía con la cabeza. ¡Eso me emocionaba más! Miraba a la gente y en sus caras vi sonrisas, alegría... se notaba que les gustaba lo que estaba pasando. Yo simplemente sonreía de vuelta. Ese era mi momento, y lo estaba disfrutando con todo.
Al final no pudimos terminar la presentación por un fallo técnico dela música, culpa del encargado de sonido, pero las palmas no disminuyeron.

Cada aplauso, cada grito, cada flash, incluso el leve tropezón que sufrí y el fallo de la música lo atesoro porque fue parte de la emoción que tuvimos ese día. Aún cuando recuerdo ese día me asalta un poco de adrenalina. Aún no puedo creer que tuve el valor de modelar frente a millones de personas...

Y la pregunta es: ¿ganamos algo pese al fallo de la música? Orgullosamente obtuvimos el Premio al Interés del Público y 500 yuanes... Significa que, además del buen puntaje que obtuvimos de los jueces, estudiantes que formaban parte del jurado votaron por nosotros, fuimos sus favoritos...

Estos son mis 15 minutos de fama... Fui modelo en China, y además me pagaron por vivir uno de los mejores momentos de mi vida... Nada, ni siquiera fallos técnicos me quitaron esos segundos de "gloria", vanidad en fin, que viví en esa pasarela roja.